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Finca Espartero, por Jerónimo Velasco

 diariodemoron.com|Morón|24/05/2021


 La Finca Espartero fue en 1965 un terreno dedicado al cultivo del olivo y frutales, su elección se debió sin duda al manantial de agua clara y fresca, que manaba por encima donde se construyó el edificio principal. Esta corriente de agua se canalizó, una parte al edificio y otra parte, la mandaba para la huerta y para una fuente que llenaba unas piscinas y albercas de riego, siendo esta el orgullo y joya de la Finca Esparteros.

En los años 20, la Venta Espartero recogía a los arrieros y a las caravanas de animales. A las bestias se las cargaba en un muelle de carga, construido para dicho fin, situado en la parte baja de la huerta. Existía un puente donde las personas, podían acceder en caso de riada. Los animales bebían y se refrescaban en dicha fuente. La venta, daba cama y comida a los hombres y alimento y refugio a los animales.

La finca pasa por distintos propietarios y distintos usos, desde una destilería de aguardiente, como sitio de bienestar y mejora de salud de un médico. Este remodeló algunas cosas, como la solería pintada a mano y un moderno cuarto de baño. Tras un tiempo, la finca vuelve a utilizarse para labores agrícolas, hasta que, en 1954 se instala en la finca una pintora americana que en 1965 vende al escritor y flamencólogo, Donn E. Porhen, que remodela la finca para crear una casa de huéspedes, que además de alojamiento y clases de guitarra, baile y cante, ofrecía la oportunidad de aproximarse a una manera flamenca de vivir.

Porhen construyo en la parte de arriba, 5 habitaciones, un salón y un cuarto de baño. Abrió nuevas ventanas, 2 nuevas puertas de acceso, una a cada planta que comunicaban con el patio trasero. Instaló un cuarto de baño en la entrada principal de la planta baja. Un gran almacén en esta misma planta, la convirtió en 2 habitaciones con baños incluidos, que daban acceso al patio trasero. El patio trasero paso a ser como una gran área de aparcamiento, donde en un futuro se celebrarían las fiestas o juergas flamencas. Toda la construcción estaba dotada con agua y luz. La huerta y la casa-huerta se emplazaron en la rivera izquierda del rio Espartero (rio Guadaíra). Un edificio anexo utilizado como establo, fue remodelado en un precioso apartamento, donde vivía, Porhen con su familia, desde donde se contemplaba, la casa principal, el huerto y el bonito paisaje. Había una casa cercana donde vivía Paco el jardinero con su mujer y sus 6 hijos.

En 1966 la Finca Espartero adquiere renombre internacional porque se instala en ella el Centro Flamenco de Espartero, fruto de la fascinación que el toque de Diego del Gastor provoco en Porhen.

A "El Espartero" empezaron a llegar muchos jóvenes, aficionados al flamenco y creadores, provenientes de todo el mundo, principalmente de Estados Unidos, hasta convertir esta esquina de la Sierra de Esparteros en una de las mecas imprescindibles del flamenco de los 60, siendo objeto de un extenso reportaje en el New York Times en 1972.

Por la Finca Espartero pasaron artistas como Diego del Gastor, Joselero de Morón, Juan Talega, Fernanda de Utrera y su hermana Bernarda de Utrera, Fernandillo, el Niño Rosa, Anzonini, Manolito de María, Perrate de Utrera, Antonio Mairena, etc. El contacto con estos grandes artistas en la mítica finca, junto a la publicación de los libros de Porhen, The Art of Flamenco (1962) y Lives and Legends of Flamenco (1964), ambos traducidos a varios idiomas, tuvieron una influencia decisiva en la afición por el flamenco en países como Estados Unidos, Nueva Zelanda o Japón.

Gracias a los aficionados y creadores norteamericanos que visitaron la Finca Espartero conocemos grabaciones de audio, fotografías y películas de muchos de los artistas flamencos más importantes del siglo XX. De entre los creadores que han contribuido a documentar esta época dorada del flamenco podemos destacar a los escritores Donn E, Pohren, Kenneth Parker, Brook Zern, Robin Broadbank o Lorin Piper; a los fotógrafos Steve Kahn, William Davidson, George Krause, David George, lra Gavrin, Mark Johnson, Jane Grossenbacher, Ruth Frazier, Charles Mullen y María Silver; o al cineasta Danny Seymour.

La Finca Espartero y sus artistas serán también decisivos en la formación de Kiko Veneno, un compositor y cantante que revolucionará el flamenco junto a los hermanos Amador y a Camarón de la Isla en los años 1970 y 1980. En efecto, Kiko Veneno redescubre el flamenco gracias a Agustín Ríos Montoya, un sobrino y discípulo de Diego del Gastor al que conoce en San Francisco. En 1973 viaja a Morón de la Frontera para asistir a las célebres juergas flamencas sobre las que había oído hablar en Estados Unidos, aunque no llegó a conocer a Diego del Gastor, que falleció en julio de ese mismo año.

La muerte de Diego del Gastor significo también el final de la finca, que será abandonada y entrará en un proceso de ruina y desmantelamiento, hasta su reconstrucción a principios del siglo XXI.

Yo, Jerónimo Velasco Rodríguez, el que escribe esta carta, soy un gran aficionado y apasionado del flamenco y de la historia y cultura de mi pueblo. He tenido el placer de haber vivido la etapa dorada del flamenco en Morón, con el inmenso aporte de Porhen, que difundió el flamenco a todo el mundo. Pude disfrutar de juergas flamencas, tanto en la Finca Espartero, como en otros lares. Empecé de botones, siendo un niño, en Casa y Pesca, lugar de señoritos y personas adineradas, por allí pasaron los artistas flamencos más reconocidos actualmente. Reconozco que Porhen y su Centro de Flamenco Espartero, creó la chispa, para que el flamenco sea reconocido a nivel mundial como lo es hoy en día.
Llevo toda la vida aportando mi granito de arena de una forma altruista, a la cultura de mi pueblo, sobre todo al flamenco, socio de la Peña Flamenca el Gallo y algunos años fui presidente, organizador y colaborador, uno de los miembros más antiguos, de la comisión del Gazpacho, miembro de la recuperación del Fondo Flamenco de Morón, reconocido por todas las peñas Carnavaleras, miembro de la comisión del Carnaval. Todas estas inquietudes que me dan vida, me dieron fruto el día 28 de Febrero de 2015, en un gran premio que no esperaba, la medalla de Plata, de mi querida ciudad de Morón de la Frontera.

 

 

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