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Es lamentable que, mientras las calles y aceras de Morón de la Frontera se encuentran en un estado deplorable, la escoria polÃtica que supuestamente debe velar por el bienestar de los vecinos parece estar más preocupados por llenar las arcas municipales a costa de los bolsillos de los moronenses. En lugar de enfocarse en resolver los problemas reales que afectan la calidad de vida de los ciudadanos — como la presencia de baches, grietas y obstáculos que convierten cualquier trayecto en una odisea — estos dirigentes inútiles insisten en implementar más impuestos y aumentar los ya existentes, sin ofrecer a cambio soluciones concretas o tangibles.
La situación de nuestras calles es un peligro público. Los peatones, incluidos personas mayores, niños y personas con discapacidades, deben navegar entre aceras rotas y huecos en el pavimento que representan un verdadero riesgo. No sólo es una cuestión de incomodidad; es una cuestión de seguridad y dignidad.
La falta de una infraestructura básica adecuada demuestra la ineptitud y desconexión de los dirigentes polÃticos locales con las necesidades de los vecinos. Cabe preguntarse: ¿Cómo se espera que un pueblo prospere cuando sus habitantes deben preocuparse diariamente por no caerse en un bache o tropezar con escombros? Es inadmisible que, mientras nos piden más dinero en forma de impuestos, estos recursos no se vean reflejados en mejoras evidentes en nuestro entorno.
Este descuido constante revela la falta de visión y compromiso de aquellos que ocupan puestos de mando en la administración pública. No sólo muestran una falta de empatÃa y responsabilidad, sino también un desprecio total por su obligación de mejorar la infraestructura y calidad de vida de sus ciudadanos. Subir impuestos puede ser necesario en algunas circunstancias, pero hacerlo sin dar respuestas a los problemas más urgentes de la comunidad es simplemente una muestra de ineptitud y falta de ética.